La técnica de la expansión cutánea es la más utilizada y consiste en expandir la piel para, posteriormente, colocar una prótesis. Después de la mastectomía, el cirujano plástico coloca un expansor debajo de la piel y músculo del pecho. A través de un mecanismo de válvula introduce una solución de suero salino una vez a la semana, durante varias semanas, hasta rellenar el expansor. Una vez que la piel se ha dado de sí lo suficiente, se retira este expansor y se sustituye por una prótesis mamaria de silicona.
Esta intervención se realiza bajo anestesia general con una estancia en el hospital generalmente de 24 horas.
Si es seguro desde el punto de vista oncológico, se pueden conservar areola y pezón. En los casos en los que esto no es posible se reconstruyen después, mediante anestesia local y de manera ambulatoria, o mediante micropigmentación.
Las prótesis utilizadas en este tipo de reconstrucción mamaria contienen silicona médica. No se ha demostrado ninguna relación entre el cáncer de mama y el empleo de prótesis mamarias. Su utilización está aprobada en todos los países europeos.