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Unidad de Cáncer de Piel

¿Qué es la Unidad de Cáncer de Piel?

Nuestra Unidad de Cáncer Cutáneo es una unidad multidisciplinaria en la que unimos esfuerzos con el Dr. Garcés, especialista en Dermatología de reconocido prestigio a nivel internacional en el tratamiento del cáncer de piel utilizando técnicas de cirugía de Mohs. El Dr. Paloma y su equipo, especialistas en Cirugía Plástica, aportan sus conocimientos en la cirugía reconstructiva de defectos cutáneos y el departamento de Radioterapia y oncología de Centro Médico Teknon (IOT) pone a su disposición todas sus terapias de apoyo complementarias.
 
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¿Qué es el cáncer de piel?

El cáncer de piel es una enfermedad producida por el desarrollo de células cancerosas en cualquiera de las capas de la piel.

Se pueden distinguir dos tipos: el tipo no melanoma y el melanoma.

El cáncer de piel no melanoma es el más frecuente y se denomina no melanoma porque se forma a partir de otras células de la piel que no son las que acumulan el pigmento (los melanocitos). Dentro de este tipo se encuentran todos los cánceres de piel excepto el melanoma maligno que es menos frecuente y más maligno y que se explica más adelante.

El cáncer de piel se da más frecuentemente en las personas de piel blanca y que han pasado mucho tiempo expuestas a los rayos solares, sobre todo cuando la exposición solar tuvo lugar durante la infancia y se produjeron numerosas quemaduras solares. Aunque puede aparecer en cualquier parte de la piel, es más frecuente que se presente en la cara, cuello, manos y brazos.

Este cáncer de piel es uno de los más frecuentes de todos los tipos de cáncer, y se calcula que se diagnostican dos millones de casos nuevos al año en el mundo.

En los últimos años, la incidencia del melanoma maligno ha aumentado espectacularmente, se ha multiplicado por 3,3 en varones y por 2,5 en mujeres. A pesar de esto, representa menos del 3% de todos los tumores y las campañas de diagnóstico precoz han permitido que la mortalidad se reduzca un 30% desde los años setenta.

El cáncer de piel se puede reconocer por un cambio en el aspecto de la piel, como una herida que no sana o una pequeña protuberancia. También puede aparecer una mancha roja, áspera o escamosa con tendencia a crecer.

Ante cualquier cambio o anormalidad de la piel, hay que acudir al médico. Éste puede extraer una muestra y analizarla (biopsia) para comprobar si es un tumor maligno o no.

Factores de riesgo

La causa que provoca este tipo de cáncer no es del todo conocida. Sí que se han estudiado determinados factores que influyen en su aparición.

Factores ambientales

La exposición excesiva al sol influye en la producción de estos cánceres. Personas que trabajan en el exterior, como agricultores y marineros, presentan una mayor incidencia. Se suelen producir en la piel expuesta, frecuentemente en cabeza y cuello.

Aunque la luz solar ayuda a sintetizar las vitaminas A y D, la exposición excesiva, produzca o no quemaduras, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel, incluyendo el melanoma maligno.

Existe una correlación entre el riesgo de melanoma y la latitud. También influye el período de tiempo durante el que ha vivido una persona en países de latitudes ecuatorianas, lo que significa una exposición excesiva al sol mantenida durante un período de la vida.

No sólo influye la exposición prolongada sino que una exposición intensa al sol, puntual, durante unas vacaciones por ejemplo, constituye un factor de riesgo tanto de carcinoma basocelular como de melanoma.

Los melanomas difieren de los tumores malignos de la piel de tipo no melanoma con respecto al sexo, edad y localización corporal. La mayor parte de los melanomas malignos cutáneos no ocurren en zonas que reciben la dosis ultravioleta acumulada mayor.

Aunque no se conoce exactamente cuál es el esquema más peligroso de exposición al sol, algunos estudios apoyan la hipótesis de que la exposición intensa e intermitente a la radiación ultravioleta de la piel que se encuentra normalmente protegida es la responsable de la formación del melanoma.

La edad también parece influir y las quemaduras producidas por el sol antes de los 15 años aumentan el riesgo de melanoma al doble.

Características físicas

Las personas de raza blanca de origen escocés, inglés o irlandés con el pelo rubio o rojizo, los ojos claros y abundantes pecas son especialmente susceptibles.

El melanoma es muy raro en la población negra u oriental siendo predominante, cuando se da, en zonas poco pigmentadas como las palmas y plantas y su pronóstico es peor.

La sensibilidad de la piel al sol y la dificultad para broncearse, aumenta el riesgo de melanoma.

La reacción cutánea a la luz solar se relaciona con factores como la pigmentación de la piel, el número de pecas en la infancia o edad adulta y el número de nevus (formaciones parecidas a lunares y que son tumores melanocíticos benignos), constituyendo todos ellos factores de riesgo para el melanoma maligno cutáneo.

La mayor incidencia de nevus en individuos de raza blanca conduce a la idea de que la radiación ultravioleta desarrolla un papel importante en el desarrollo de nevus. Se ha comprobado la existencia de mayor número de nevus en zonas de la piel expuestas al sol que en zonas protegidas, asociándose su aumento con una mayor propensión a quemarse que a broncearse, el número de quemaduras solares, la tendencia a las pecas y el estilo de vida relacionado con una mayor exposición solar. Una persona con piel sensible al sol, más de 150 nevus melanocíticos y algún nevus displásico (con aspecto microscópico similar a las células malignas del melanoma), podría presentar 50 veces más riesgo de melanoma que otra persona sin estas características.

Factores genéticos

El síndrome del carcinoma basocelular nevoide es un trastorno hereditario en el que los pacientes desarrollan un gran número de carcinomas basocelulares desde la segunda década de la vida y que, finalmente, afectan a cualquier zona de la piel.

El xeroderma pigmentoso es un trastorno hereditario que se produce por una alteración en la reparación del ADN, se asocia también con la aparición de carcinomas cutáneos múltiples.

En el melanoma maligno cutáneo se ha descrito una predisposición familiar. El riesgo estimado de presentarlo es del 70% en pacientes con melanosis neurocutánea y distintos tipos de xeroderma pigmentosum, del 1% en hijos de pacientes con melanoma solitario no familiar y del 6% en familias con síndrome del nevus displásico e historia de dos o más melanomas malignos.

Inmunosupresión

Aquellas personas que han sido tratadas con medicinas que les deprimen su sistema inmunológico, tienen mayor predisposición a desarrollar un melanoma.

Sobreexposición a lámparas y cabinas bronceadoras
Las lámparas y cabinas bronceadoras son una fuente de radiación ultravioleta. Una exposición excesiva aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel.

Edad

Aproximadamente la mitad del número de casos de melanomas se presenta en personas mayores de 50 años.

Otros factores

La exposición a carcinógenos, los traumatismos o cicatrices, las lesiones por radiación crónica y las infecciones virales, son algunos de los factores que predisponen la aparición del cáncer de piel.

Diágnostico

El médico se basará en los síntomas que presente la piel del paciente y la historia clínica.

Cuando se sospeche la existencia de alguna anomalía, se realizará una biopsia. Con la biopsia se analiza el tejido al microscopio para examinar el tipo de células que presenta.

Dependiendo de donde se encuentre la alteración de la piel y del tipo que sea, así se realizará un tipo de biopsia u otro.

Biopsia por raspado: se insensibiliza la zona de piel a biopsiar con anestesia local y se raspan las capas superiores de la piel con una hoja de bisturí.

Biopsias incisionales y escisionales: se extrae una cuña de piel. Se realiza para tumores más profundos. Con la biopsia incisional sólo se extrae una parte del tumor para analizarlo. Con la biopsia excisional se extirpa todo el tumor. Si la extensión de la piel afectada es grande, se realizará una biopsia incisional, en un primer momento, para no deteriorar mucho la imagen de la persona.

Biopsia por aspiración con aguja fina: se utiliza una jeringuilla con una aguja fina para extraer pequeñas partículas del tumor. No se utiliza para el diagnóstico de un lunar sospechoso pero sí para biopsiar los ganglios linfáticos cercanos a un melanoma.

Cuando se sospecha que el estadio del cáncer es alto, se realizarán otras pruebas para el diagnóstico de la extensión como escáneres, análisis o pruebas de medicina nuclear…

El tratamiento

Cáncer de piel no melanoma

La mayoría de los carcinomas basocelulares y de células escamosas se curan mediante cirugía menor. Existen varios tipos de cirugía que se emplearán según sea la localización y el tipo de tumor.

Cirugía

Escisión simple: el tumor y una porción de tejido circundante se extirpan mediante bisturí. Luego se cosen los bordes, manteniendo la mejor estética posible.

Criocirugía: se utiliza nitrógeno líquido para congelar y así destruir las células malignas. En la actualidad está indicada en las queratosis actínicas (lesiones precancerosas) y en algunos carcinomas superficiales.

Cirugía de Mohs: este procedimiento quirúrgico utilizado para tratar el cáncer de piel no melanoma (sobre todo el cáncer basocelular de la cara) consiste en extraer capas individuales de tejido canceroso y examinarlas una por una al microscopio para valorar si está totalmente extirpada, tanto en superficie como en profundidad. Esta técnica permite ahorrar el máximo de tejido sano alrededor. Esta cirugía se emplea para el tratamiento de tumores de comportamiento agresivo, localizados en determinadas áreas críticas y que han reaparecido después de otros tratamientos.

Cirugía por láser: se utilizan los rayos láser para vaporizar las células cancerosas. Esta técnica se emplea en el carcinoma basocelular muy superficial y en el carcinoma de células escamosas in situ.

Cirugía de ganglios linfáticos: si los ganglios cercanos al cáncer están afectados habrá que extirparlos mediante cirugía. Hoy día se emplea la técnica del ganglio centinela en muchos casos de melanoma.

Quimioterapia

Existen diversas formas de administración y numerosos tratamientos, cuyas formulaciones avanzan rápidamente a medida que la ciencia progresa.

Cuando se emplean de forma tópica, los fármacos llegan a las células más cercanas de la superficie de la piel por lo que este modo de empleo se utilizará sólo para las condiciones premalignas o malignas superficiales de tipo “no melanoma” . Este tipo de medicamento enrojece la zona donde se aplica, y la hace más sensible al sol, por lo que habrá que protegerla durante unas semanas del sol.

Si el cáncer se encuentra en una etapa avanzada se empleará la quimioterapia sistémica, es decir, aquella que llega a todas las partes del organismo.

Interferón

Mejora un tanto el pronóstico de los pacientes operados de melanoma, disminuyendo el riego de aparición de metástasis. Es un tratamiento inyectable de duración entorno a un año y con un cierto número de efectos adversos, por lo que se suele reservar para los casos de melanoma de mayor riesgo, como aquellos más profundos o con afectación de los ganglios linfáticos.

Radioterapia

Consiste en el empleo de rayos de alta energía, como rayos X, para destruir o disminuir el número de células cancerosas. Es un tratamiento local. Se desarrolla a lo largo de unos días, y la paciente va de forma ambulatoria a la clínica o sala donde se realice la radioterapia; no tiene que estar ingresada para ello.

En sí, el tratamiento dura unos minutos. No es doloroso sino que es algo parecido a una radiografía sólo que la radiación es mayor y está concentrada en la zona afectada.

La radioterapia se utiliza en este tipo de cáncer en aquellos pacientes que no pueden someterse a cirugía por su estado general, que las características de la lesión lo indiquen o como tratamiento paliativo o coadyuvante. En principio, las personas de edad muy avanzada pueden tener problemas para ser intervenidos quirúrgicamente. Así el segundo tratamiento de elección sería la radioterapia.

Este tratamiento puede curar aquellos tipos de cáncer que se encuentre en estadios bajos. También puede retrasar el crecimiento de aquellos tumores más avanzados.

La radioterapia también puede utilizarse como ayuda al tratamiento de cirugía. Tras ésta, y para asegurar que no se quede ninguna célula cancerosa, se somete al paciente a un tratamiento con radioterapia. También se puede utilizar para radiar las metástasis en otros órganos.

Terapia fotodinámica

Actualmente existe un nuevo tratamiento de sofisticado mecanismo para el tratamiento del cáncer de piel “no melanoma”. Se trata de aplicar un producto tópico, en forma de crema, que actúa como fotosensibilizador (el ácido aminolevulínico). Este producto es captado de modo específico por las células tumorales en unas dos o tres horas. Tras este tiempo se somete al paciente a una luz especial, de una longitud de onda determinada. 
Las células tumorales sensibilizadas por el ácido son destruidas cuando se iluminan durante unos minutos. Este procedimiento se debe repetir aproximadamente al mes.
Está indicado para las queratosis actínicas, los carcinomas basocelulares superficiales y la enfermedad de Bowen (carcinoma escamoso in situ).

Melanoma

Los estadios localizados del melanoma tienen unas posibilidades elevadas de ser curados con cirugía. El empleo de ésta para los diseminados se utilizará con intención paliativa, es decir, para disminuir los síntomas.

Cirugía

La lesión primaria debe ser extirpada, incluyendo piel, tejido celular subcutáneo hasta la fascia muscular. Como para obtener el diagnóstico se habrá realizado previamente una biopsia escisional, deberá cortarse por la cicatriz con un margen amplio, hasta tres centímetros dependiendo de los valores pronóstico (fundamentalmente las escalas de Breslow y Clark).

Para los melanomas menores de 0,76 mm., será suficiente extirpar un margen de 1 cm.

Cuando hay ganglios afectados, deberán ser extirpados. Esto se realizará cuando se evidencie una invasión de los ganglios.

Biopsia de ganglios centinelas

Esta técnica puede realizarse según el criterio médico, dependiendo de los factores pronósticos. Consiste en averiguar qué ganglio es el que se drena fluido linfático a la zona del melanoma y analizarlo. Para ello lo que se hace es inyectar una sustancia, coloreada o con un componente radioactivo, en la zona del melanoma. Al cabo de un tiempo, se podrá observar coloreado o con el compuesto radioactivo aquel ganglio que haya absorbido la sustancia y que será el que pueda contener mayor número de células cancerosas, si el cáncer se ha extendido. Cuando se ha localizado el ganglio, se toma una muestra y se analiza al microscopio. Si presenta células cancerosas, se extirpará. También se extirparán los ganglios linfáticos restantes de esa zona.

Si se ha evidenciado la existencia de metástasis en otros órganos, puede realizarse una cirugía aunque no tenga como objetivo la curación. A veces la extirpación de metástasis en otros órganos, aumenta el tiempo de vida del paciente o, por lo menos, mejora los síntomas que éste presenta.

Quimioterapia

La quimioterapia sistémica se emplea como tratamiento paliativo de los síntomas.

Se utiliza después del tratamiento de cirugía en algunas metástasis dérmicas, cerebrales, intestinales u óseas.

El tratamiento con un solo fármaco o con combinación de ellos es poco eficaz y las tasas de respuesta no superan el 30%. El tiempo de curación es poco. Aún así se siguen realizando investigaciones combinando varios fármacos.

Los medicamentos que se utilizan con más frecuencia son la dacarbacina (DTIC), la carmustina (BCNU), el taxol, el platino, la vinblastina y la vincristina.

Se pueden emplear distintas combinaciones de medicamentos, recientemente se han descrito resultados alentadores con la asociación de DTIC, platino, BCNU y tamoxifeno.

Algunas combinaciones de quimioterápicos se pueden asociar a medicamentos de inmunoterapia como son el interferón, la interleukina-2 y los anticuerpos monoclonales.

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