La terapia de inducción percutánea de colágeno es una técnica conocida popularmente como roller, que habitualmente utiliza nombres de marcas de aparatos como Dermapen.
¿En qué consiste la terapia de inducción percutánea?
En la clínica disponemos de ese dispositivo compuesto de once microagujas de profundidades ajustables, con las que se realizarán micropunciones en la piel con el objetivo de estimular el colágeno y la elastina, creando más sujeción en el tejido.
¿Cuáles son los beneficios de la terapia de inducción percutánea?
Con esa técnica conseguiremos un rejuvenecimiento de la piel con un tratamiento mínimamente invasivo diseñado para mejorar la apariencia de líneas finas y arrugas, así como para eliminar cicatrices en rostro y cuerpo. Los últimos estudios han demostrado resultados efectivos en pacientes con melasma (manchas marrones en la piel).
¿Cuáles son los efectos de la terapia de inducción percutánea?
Tras el procedimiento, la piel pasa por tres procesos:
- Inflamación
- Proliferación: Las células que se multiplican
- Remodelación: El tejido es reestructurado y las células muertas eliminadas, dejando la piel más resistente y con un aspecto más uniforme.
Como la técnica facilita la penetración de activos, puede complementarse con terapias de crecimiento, vitamina C o ácido hialurónico, entre otras. Además, se obtienen excelentes resultados si se combina con otros tratamientos que estimulen la producción de colágeno como la radiofrecuencia o el láser.
¿Para qué está indicada la terapia de inducción percutánea?
El tratamiento puede ser realizado tanto en hombres como en mujeres que deseen suavizar las líneas de expresión, aclarar manchas en la piel, disminuir las cicatrices de acné, rejuvenecer la piel y atenuar estrías
¿Es dolorosa la terapia de inducción percutánea?
No, ya que antes de iniciar el procedimiento se aplica una crema anestésica en la piel. El paciente tendrá un leve micro sangrado sin importancia.
¿Cuántas sesiones son necesarias para que la terapia de inducción percutánea sea efectiva?
Las sesiones deben ser realizadas con intervalos de 30 a 60 días de acuerdo con la recomendación médica y los tratamientos asociados.
Todo trabajo bien realizado, con base científica y dominio práctico de la técnica aporta seguridad tanto a los profesionales como a nuestros pacientes.