Reducción de pecho o mamoplastia de reducción

Los beneficios de una mamoplastia de reducción no se limitan sencillamente a la mejora estética y de la autoestima que resulta de la armonización de la forma y volumen mamarios; si no que también se pueden obtener importantes beneficios físicos, mejorando la postura y con ello el dolor de espalda y cuello, la capacidad para hacer deporte, e incluso la higiene personal en casos de grandes volúmenes mamarios. 

La mamoplastia de reducción suele durar entre 2 y 3 horas, variando en función de la técnica a realizar y el volumen mamario previo. 

La mamoplastia de reducción se realiza bajo anestesia general. La anestesia general te mantendrá dormida y sin sentir dolor durante todo el procedimiento quirúrgico. Es administrada por un anestesiólogo, quien supervisará de cerca tu estado durante la operación y se asegurará de que estés cómoda y segura en todo momento. 

Tras la intervención, colocamos un vendaje ajustado, con el que te irás a casa esa misma tarde o a la mañana siguiente. Lo mantendremos durante 3 o 4 días hasta retirarlo en la consulta durante la primera cura.

Durante esa visita, curaremos las incisiones con un apósito que te permitirá ducharte de manera habitual y colocaremos un sujetador deportivo, que habrá que mantener día y noche (exceptuando el momento de la ducha) hasta que se cumpla 1 mes de la intervención. Durante este mes realizarás una vida casi normal, pudiendo conducir y trabajar sin impedimentos. Únicamente te pediremos que no cargues grandes pesos, evites subir los brazos por encima del nivel del hombro y pospongas el inicio del ejercicio físico hasta que finalice este mes de recuperación.

La hinchazón irá remitiendo gradualmente conforme pasen las semanas, aunque para valorar el resultado definitivo habrá que esperar al menos 3 a 6 meses desde la cirugía. Aun así, los pechos cambiarán ante los estímulos hormonales normales, el embarazo o los cambios de peso. 

Las distintas técnicas de reducción de mama pueden limitar en parte o completamente la lactancia. Es importante que si aún planeas tener hijos y quieres dar el pecho, nos lo comuniques en la primera consulta para poder elegir la técnica quirúrgica más adecuada para tu caso. 

La reducción de pecho deja cicatrices. La ubicación y la extensión de las cicatrices dependerán de la técnica quirúrgica utilizada. Es fundamental tener en cuenta que la forma y la calidad de las cicatrices puede variar de una persona a otra debido a factores individuales, determinados genéticamente, como la capacidad de cicatrización y la calidad de la piel, y otros ambientales, como ser fumador o no. Te orientaremos durante todo el proceso sobre las opciones de cuidado y tratamiento disponibles para lograr la mejor cicatrización posible. 

Después de una mamoplastia de reducción es poco común que los senos vuelvan a crecer significativamente. El tejido mamario y el exceso de piel se eliminan durante la operación, lo que resulta en una reducción permanente del tamaño de los senos. Nuevos embarazos o cambios significativos de peso serían causas posibles de un nuevo aumento de volumen mamario.